domingo, 22 de agosto de 2010

Precariedad

Estoy intentando aprender a vivir con menos de lo que tengo. También podría decir que estoy desaprendiendo a necesitar tantas cosas que no me hacen feliz.
Todo empezó con una amiga que mantiene la premisa de que por cada cosa nueva que se compra debe regalar o tirar alguna de las que posee. Yo, intentando que la propuesta me fuera más favorable le preguntaba si era posible cambiar unas bragas viejas por una camisa nueva. Ella se ríe pero se pone sería, "no, se trata de que hagas el sacrificio de apartar de ti algo que te gusta, algo que es bonito, que es valioso pero que merece la pena sacrificar para meter algo nuevo en tu armario o en tu biblioteca o en tu vida".
La escucho aunque hago que no la tomo en serio (muchas veces hago eso cuando no sé qué decir). Rebusco en el armario y saco dos o tres vestidos que no me puse nunca y decido que puedo regalarlos sin mucho aspaviento, pero soy incapaz de renunciar a nosécuántos zapatos de tacón que compré pensando en el "por si acaso" que nunca llegó: no sé caminar con tacones, no van con mi vida, con mi estilo ni con la estatura de mis amigos. Los miro y los miro; joé, son preciosos, me harían unas piernas estupendas si me los pusiera.
Y miro en la biblioteca; el tema aún es peor si cabe. Empiezo a pensar que una amiga no es tan buena como parece si me hace tener que dar tantas vueltas a todo. Cada libro que tengo forma parte de mí, incluso los que nunca leí pero compré con la ilusión de que me hicieran un poco más lista más interesante más imprescindible. Los que no me gustaron los guardo por respeto al escritor que se tomó su tiempo en ir colocando palabra tras palabra durante cientos de páginas que no llegaron a rozarme... y por si acaso algún día siento la necesidad de releerlos y reconciliarme con ellos.

Pero de pronto, hay un día en que los libros, los vestidos, los zapatos me empiezan a pesar como una losa. Renuncio a llevar pendientes como quien renuncia a dios a pesar de tener docenas de ellos. Y pienso, si los vaqueros tardan tanto en desgastarse, ¿cómo es posible que los haya ido comprando nuevos cada temporada sin haberme ido desprendiendo de uno sólo de los más antiguos? Ah, ya, los guardé porque las modas vuelven y cualquier día vuelvo a plantarme los de cintura alta o los de pata ancha. "Pero si nunca te sentiste a gusto dentro de ellos" me digo como Pepito Grillo.
Me voy dando cuenta a trompicones de que he ido aprendiendo a vivir con mucho más de lo que necesitaba y que es el momento de hacer, al fin, el camino inverso; que no he sido más feliz por tenerlo todo. Que precisamente eso me quitó las ganas de luchar por algo nuevo, por algo mejor. Me quitó las ganas de luchar por ser yo. Que me ponía los zapatos, los vestidos, los pendientes y me echaba en alguno de los muchos bolsos un libro y salía así, como si fuera feliz a comerme el mundo. Puedo jurar que no me he llevado ningún atracón.

Tengo que dejaros en un momento, tengo mucho mucho que meter en bolsas y regalar a los amigos o llevar a la Iglesia del Ejército de Salvación.
Quiero perder peso en el petate... y probar a volar.

8 comentarios:

  1. yo hace años que hago lo de tu amiga,ahora ya no preciso meter nada nuevo simplemente sé que nada es tan necesario,y que si vienes a casa o me ves y te gusta algo de lo que llevo te lo daré asi de simple,ante la perdida de mi madre aprendí que para quenecesitas nada por bonito que te parezca simplemente lo disfrutas sabiendo que otra persona será feliz usandolo.
    besos y ya sabes tu siempre pa lante.

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  2. margarita lo de volar uhmm no me gusta mucho y lo usas constantemente esto quiero que sea una critica constructiva vale? no te enfades¡¡ veras mientras estamos aqui y permiteme que dude que haya otra vida,tenemos que caminar no volar caminar si quieres como decia machado libre de equipaje,y agradecer el tiempo que alguien nos acompaña un trozo de este caminar.
    No te conozco si a MAM (bueno lo ciber conozco)pero volar equivale en terminos psicologicos,huir.
    bien por lo que escribes se sabe que lo estas pasando algo mal,pero es solo que debes caminar de momento un trozo quizas si no sola pues tienes amigos y familia quizas hijos no se....pero yo entre el año pasado y este perdí un marido por decisión propia,una mami, y un pulmón de echo paso tantas horas por la red porque me axfisio aún. Pero me encanta lo que escribes como te enfrentas a ello y lo que dices que puñetas.
    un beso?

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  3. Gracias a todos los que váis pasando por aquí.
    Alepiscopo me hizo llorar y Lupus me hace pensar.
    Me doy cuenta de que no me va saliendo muy alegre el tema de momento, pero espero ir cambiando.

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  4. Pues no, Margarita. Que el tema te sale como te ha salido éste.. del corazón. Me ha encantado tu relato y creo que no somos demasiados los que te entendemos perfectamente, pero sí creo que podemos ayudar a cambiar este mundo. Enhorabuena y besos

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  5. A veces, volar o quizá huír, te salva la vida.
    A veces, deshacerte de lo viejo, deja sitio para lo nuevo.
    A veces, las bragas viejas se nos caen de las caderas porque las gomas quedaron viciadas y otras nos aprietan porque nuestro cuerpo se expandió, y no sabemos cuándo ocurrió eso porque perdimos el tiempo mirando (queriendo) las cosas viejas de nuestro armario en lugar de mirarnos (querernos) a nosotros mismos.
    A veces, lo que de verdad sobra es el armario.
    A veces... son tantos a veces, que a veces, hasta pensar estorba.

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  6. El primer paso es vaciar el armario. Después tendrás que hacer lo mismo con el corazón, vaciarlo de sentimientos acabados para dejar sitio a los nuevos.
    Los viejos no los tires, solo cambialos de sitio que seguro que algún día querrás volver a ellos para recordarlos.

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  7. Precioso tu blog: el contenido y el continente. Ahora bien, me has dejado con los deberes pendientes de qué debo desprenderme para dejarle hueco, aunque seguro que algo encuentro porque tiene pinta, tu blog, de crear adicción. MARÍA

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  8. Ayer regalé 4 pares de zapatos de tacón, dos vestidos, unos pantalones y un espejo. Quizá por eso me sienta un poquito más ligera.

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