Esta es Narcisa; los niños la llaman "Narcisa, la perra lista". Ellos dicen que es lista porque comprende la palabra "paseo" o "toma", porque levanta las orejas cuando hablamos de ella.
Yo admiro su capacidad para ser feliz. Tiene un pasado triste; seguro que lo tiene porque la adoptamos cuando tenía más de un año. La habían enviado a Madrid desde una perrera de Extremadura donde la habían encontrado vagando. Es muy guapa, pero intuyo que no debe de ser la cazadora que alguien esperaba que fuera, porque llora y se esconde cuando escucha un petardo.
Pero Narcisa convive con ese pasado y es feliz con su presente. No mendiga caricias; las pide abiertamente cuando se pone panza arriba, pero en seguida se recompone si ve que ese momento no es el apropiado para mimos. Y no creo que nunca se sienta fea, gorda, flaca... es más lista que todo eso y se acepta como es. No pierde la oportunidad de darse un buen atracón sin preocuparse de la línea. Se tumba al sol y ve pasar las moscas y, solo cuando le apetece, se levanta, se despereza y entonces va tras ella como si su sustento dependiera de la carnecilla escasa del insecto.
Es precioso verla correr por el campo. No persigue nada, no sigue ningún camino en particular; va y viene, se pierde de vista durante un buen rato y vuelve cuando quiere, con la piel arañada por las zarzas, jadeante y yo creo que feliz. No sabemos qué rastro sigue, qué busca si busca algo. Corre muy deprisa, a veces en línea recta, saltando por entre las jaras. Se debe de ir muy lejos porque no podemos alcanzarla con los ojos y no atiende a las llamadas.
Pero siempre vuelve. Vuelve porque quiere volver. Quizá por eso es lista; quizá por eso me parece que es feliz.
Seguro que vuelve porque os quiere y no olvida lo que por ella habeis sido capaces de hacer.
ResponderEliminarSaber si se quiere volver o no. Eso es lo importante.
ResponderEliminarLo demás viene solo.
Seguro que sí, feliz. Feliz incluso tras el susto que le dan los petardos y saber dónde acudir.
ResponderEliminarUn besote fuerte.