Te pesa el peso en la espalda.
Pises por donde pises
pisas donde alguien pisó.
Buscas un camino nuevo.
El arcoiris está cerca
del infierno.
Pases por donde pases
pasas por donde alguien pasó.
Manos frías y pies fríos,
tripas hechas un ovillo.
La mente rara,
el corazón alerta.
Piensas lo que nadie pensó
que pudieras pensar.
Saltas al vacío;
matarse o volar.
A veces volar hace más daño
a los que pisan el camino
que no quieres pisar.
Te hueles las manos vacías
que empiezan a oler a amor.
Te posas
un instante
en otra piel
en otros ojos.
Paladeas
otro aliento y sientes
que estás vivo.
Las palabras que murieron
en tu boca
hace siglos
piden paso. Y pasan.
Y pueden ayudarte a volar.
Nunca, nunca jamás, volar va a hacer mas daño.
ResponderEliminarHabla un ateo insoluble, y sabiendo esta es la única vida,
Nunca volar va a hacer mas daño que quedarse mirando con las cervicales torcidas
No deja de ser una elección, esta claro, y mis palabras no dejan de ser un punto de vista.
Pero lo que sí, volar o no volar, suponen una decisión, que es hacerse cargo, condición inexorable de la vida y la madurez
Somos responsables de nuestros actos, de esos que nos pueden cambiar la vida, o los que simplemente hacen crecer una planta despacito
Esto no es fácil, pero al fin es divertido, hay que agacharse un poco o levantar la punta de los pies, pero inatentar mirar desde otro lugar, y luego todo es mas fácil.
La poesía es buena, tiene debate, pero eso es otra historia.
Adelante, que el atrás lo llevamos en la mochila, y nunca nos deja.